11 ago 2010

Tainted Obligation


Algunas veces, cuando somos chicos recibimos regalos que nos marcan el rumbo de nuestras vidas. Una raqueta de tenis para navidad te puede convertir en un campeón de Roland Garros, un pincel te puede impulsar a ser el próximo Picasso, o un kit de medicina a ser un excelente cirujano. Mi punto es que a veces, los mejores regalos vienen en paquetes sorprendentes.

Todos los días, el estar obligado a recibir el regalo de la vida puede ser doloroso, puede ser aterrador, pero al final vale la pena. Todo el tiempo. Todos tenemos la oportunidad de dar. Talvez los regalos no son tan dramáticos ni extravagantes, tal vez el regalo sólo se trate de dar una disculpa, de entender el punto de vista de otra persona, o de guardar el secreto de un amigo. La alegría supuestamente está en el dar, así que cuando ella se va, cuando el dar comienza a sentirse más como una carga que otra cosa, ahí es cuando paramos. Pero si eres como la mayoría de las personas que conozco, sigues dando hasta que te duele… y luego das un poco más.


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