14 ago 2010

Breaking Bad


En la vida, nos enseñan que hay siete pecados capitales. Conocemos los importantes: gula, orgullo, lujuria. Pero el pecado del que no oímos mucho es la ira. Quizá porque creemos que la ira no es tan peligrosa. Que podemos controlarla. Lo que quiero decir es que quizá no le reconocemos el mérito a la ira. Quizá puede ser mucho más peligrosa de lo que creemos. Después de todo, el comportamiento destructivo sí quedó entre los primeros siete. Pero.. ¿Qué hace distinta a la ira de los otros seis pecados capitales? En realidad, es muy simple. Si cedemos ante la envidia o el orgullo, nos lastimamos a nosotros mismos. Con la lujuria o la codicia, sólo nos lastimamos a nosotros mismos... y probablemente a uno o a dos más. Pero la ira es lo peor. La madre de todos los pecados. La ira no sólo puede llevarnos al precipicio, sino que cuando lo hace, podemos llevarnos a muchos con nosotros.

1 comentario:

M.F. dijo...

Muy cierta la idea. Muy genial el texto.